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Los seres humanos comenzaron a comunicarse entre sí gracias al desarrollo de las habilidades de nuestras manos. Como resultado de la evolución las extremidades superiores dejaron de valer solo para agarrarse y pasar de una rama de árbol a otra y posibilitaron más actividades. Las manos se usaron por los primeros seres humanos para trabajar, defenderse, perfeccionar herramientas, hacer herramientas más complejas con otras más simples, etcétera. Esto conllevó que las funciones que el cerebro ha de realizar fueran más complicadas cada vez, según las manos se usaban para cosas cada vez más complejas, de modo que los individuos con cerebros más grandes y mejor dispuestos tendrían más posibilidades de sobrevivir. La capacidad de emitir sonidos muy distintos se iría desarrollando cada vez más. El trabajo y la vida en común dentro del grupo así como la existencia de grupos humanos de adversarios daría lugar a lo más elemental de cualquier lenguaje: las posiciones en el espacio y los pronombres de persona ("yo/este-esta", "tú/ese-esa", "él-ella/aquello-aquella" y sus plurales)
¿Qué hace de la mano humana algo único en la Naturaleza? Fundamentalmente la capacidad de movimiento que se debe, sobre todo, al manejo del pulgar.
Se da así un círculo virtuoso entre el no usar las manos para desplazarse, el trabajo, el cerebro y el lenguaje humanos.